CIENCIA FÁCIL Nº 232
Autora: María Cristina Chaler.
Ciencia y Religión
La histórica controversia entre Ciencia y Religión no se dilucidará RÁPIDAMENTE y es más, creo que quizás siempre estará presente en la humanidad.
Es bueno escuchar diferentes opiniones para poder debatir sobre el tema.
¿Amigas? ¿Compañeras de camino? ¿Enemigas?...
Difíciles y largas son las argumentaciones al respecto. El hombre desde el principio de los tiempos buscó explicaciones a todos los fenómenos que para él eran sorprendentes o desconocidos y la mayoría de éstas, rayaban en lo mágico. Se solía aceptar todo aquello que tranquilizara inquietudes o miedos. Muchos líderes alzaron voces y se transformaron en los mensajeros de la palabra “divina” y tuvieron por esta razón seguidores que se perpetuaron en el tiempo. Los rituales se asociaron a ciertas explicaciones y calmaron ánimos. Así surgió la tendencia a creer en todo lo que calma angustias.
Los fenómenos de la naturaleza generaron las primeras inquietudes pero cuando se alcanza el status de persona otro tipo de dudas abundan y comienzan diferentes formas de búsqueda, cuando la mente del que se plantea la pregunta es práctica y positivista, no toda respuesta lo conforma, trata de verificar las explicaciones y muchas veces no las acepta y se rebela.
Una mentalidad diferente, que tiende a lo mágico, tal vez un poco menos rebelde, se conforma con una explicación que aplaque su ruido interior. El más sumiso acepta, el más rebelde duda.
Muchas veces hay cuestionamientos que no tienen una rápida respuesta o simplemente no poseen explicación y allí los dos tipos de personalidades reaccionan en forma diferente. El rebelde investiga o quizás espera, deja un hueco interior hasta el momento en que llegue la respuesta, hay otros que necesitan imperiosamente un cierre a todo, una respuesta inmediata que calme su angustia y aquel que se la dé ganará posiblemente su confianza casi eterna.
Antropológicamente la idea de trascendencia nace con la evolución y con ésta el principio de las religiones que busca respuestas a la finitud del hombre. En esta búsqueda Ciencia y Religión transitan por caminos distintos según la naturaleza del intrigado. La diferencia reside en el método que utiliza cada una para llegar a las respuestas. Mientras la ciencia observa, duda, experimenta, mide, y sólo cuando comprueba generaliza, la religión escucha versiones transmitidas por algunos iluminados y en general el hombre religioso no duda, acepta por Fe lo que se le plantea, cree, sigue dogmas y principios que su sentimiento íntimo le impone.
Esta diferencia no significa enemistad ya que tanto la Ciencia como Religión sirven y sirvieron a la humanidad cada una a su modo, cubriendo necesidades según los diferentes tipos de personalidades y de historias que cubren este mundo tan conflictivo, donde el hombre necesita afirmarse a “verdades” para poder seguir adelante con su dolorosa vida.
La religión ha sido y es una forma de apoyo y contención para las almas y les ha permitido seguir adelante a pesar de los dolores, pero dio lugar, en mi opinión, a grandes excesos en su nombre, producto de la calidad del ser humano, sin tener nada que ver con el sentimiento interno de fe que le permite al hombre trascender. Muchas veces generó una resignación tan profunda que anuló la rebeldía necesaria para romper con esquemas prediseñados, en consecuencia grandes masas de la humanidad se sometieron a unos pocos que los manipulaban usando el nombre de dios para su propio beneficio. Hay que tener siempre presente, la existencia de muchos benefactores disfrazados de tal que oprimen a otros en nombre de lo que llaman beneficios divinos.
Nada tiene que ver esto con ese sentimiento de fe de algunos seres humanos que los liga a lo trascendente o a lo que denominan Dios. Ese sentimiento es poderosamente positivo la mayoría de las veces, sostiene y fortalece. No hay que permitir que sobre esto se monte la manipulación del hombre por el hombre.La enemistad entre la Ciencia y la Religión siempre fue producto de luchas de poderes generadas por los mismos hombres y en ellas ningún Dios participó. Las búsquedas oscuras y poco trascendentes, no tienen origen en el Universo poderoso e incomprendido aún hoy por la misma Ciencia.
El sentimiento de espiritualidad es noble y permite trascender, ligarse o religarse a esa energía que se llama “Dios” y constituye una energía que impulsa a los verdaderos científicos hacia la investigación, despierta el deseo de saber, conocer orígenes y perpetuarse en este mundo tridimensional a través de descubrimientos.
El sutil equilibrio de la naturaleza, la perfección matemática del Universo, la estructura del átomo, las cuatro fuerzas, la materia visible e invisible, fermiónica y bosónica, las dimensiones Universales, la evolución de las especies, el genoma humano y muchos otros descubrimientos, son maravillas que están fuera del alcance de cualquier hombre, aún de los científicos que lo transmiten, algunos rayan casi en lo filosófico o en lo cuasi religioso.
Cuanto más avanza la Ciencia más chica resulta la dimensión humana frente a ella pues lo descubierto no es invento humano estuvo siempre a la espera de florecer.
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