El pensamiento que descubre.
Cuando la
curiosidad llega al hombre este se puede transformar en científico, filosofo. El
primero investiga los por qué de los fenómenos que ocurren en la naturaleza y
el segundo los conflictos de la vida del hombre y de las sociedades que integra. Filósofos y
científicos son movidos por un enorme deseo de conocer verdades o lo que más se
aproxima a ellas en el paradigma del momento porque aunque sea duro reconocerlo
la verdad no existe, es una simple construcción que hace el ser humano para
poder vivir en paz.
Hacer ciencia es observar lo que nos
rodea con gran curiosidad, cuestionar, plantear problemas e hipótesis sobre lo
que ocurre, experimentar, calcular y medir hasta encontrar
una respuesta adecuada para generar leyes.
Las ciencias
descubren en su avance y la humanidad se
asombra de los resultados que se utilizan sin
cuestionar ni entenderlos plenamente.
A veces la
aplicación beneficia a la humanidad otras, la perjudica enormemente. Todo
depende de quien aplique el descubrimiento y del fin que persigue.
Conocer aquello que nos
rodea permite conocernos mejor a nosotros mismos. La
naturaleza presentó al hombre misterios que la ciencia fue dilucidando. Cada descubrimiento genera a su vez otros misterios que aún están por
descubrirse.
Este juego es infinito.
El hombre no crea, sólo
descubre lo que en la naturaleza y en el Universo estuvo desde siempre.
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